Melody, ni valiente ni poderosa

«Una diva es valiente, poderosa . Su vida es un jardín lleno de espinas y rosas. Resurge bailando, con más fuerza que un huracán» dice la canción «Esa diva» de Melody, ciertamente su vida es un jardín lleno de espinas y rosas pero valiente y poderosa puede que no tanto o no siempre.

Es evidente que en la industria de la música prima el negocio por encima, muy por encima de los Derechos Humanos y la Salud Mental, al igual que el negocio del deporte y otros negocios del entretenimiento.

Sin duda, para superar muchas situaciones difíciles, en la vida se requiere valentía y ayuda mucho que el poder sea tanto más que el querer o podría ser insuficiente cualquier dosis de valentía.

A Melody, como a cualquier persona, no se le debe exigir más valentía de la que pueda o decida ejercer, la tan denostada cobardía es una herramienta que hay que saber utilizar en ciertos momentos de nuestra vida porque podría salvárnosla.

Que la carrera profesional de Melody haya tenido más repercusión en unos meses que en muchos años, siendo su talento, esfuerzo y diligencia la misma que lleva poniendo desde antes de sus éxitos musicales en su infancia, debería ser motivo de reflexión para la ciudadanía que un día idolatra a alguien y tiempo después menosprecia o deja de prestar atención alguna.

Melody no es Florentino Pérez, no puede hacer lo que quiera, cuando quiera y, en el extraño caso de tener consecuencias perjudiciales sus decisiones, tener el poder de reponerse de un momento a otro como aquel Terminator interpretado por Arnold Schwarzenegger en los años 80 del pasado siglo.

Dejando a un lado que la organización de Eurovisión impone en pr contrato no hacer comentarios políticos, Melody deja el hablar de política a los políticos porque ella es cantante y artista, dice. Eso sería como dejar de hablar de música y arte quienes no somos cantantes ni artistas, ¿cierto? Por otra parte, condenar un genocidio no es política, es ética. Además, la ciudadanía es una parte pasiva o activa de la política, por lo que no puede escapar de ésta.

Sí, Israel está cometiendo un genocidio y busca el exterminio de todo un pueblo. No es el primero y, por desgracia, tampoco será el último. Recuerdo que el año 1994 hubo un genocidio en la población tutsi en Ruanda donde un millón de personas pudieron ser asesinadas por el gobierno hutu en sólo tres meses.

Tampoco hay que remontarse al siglo pasado, son muchos los genocidios, exterminios, masacres y guerras que han tenido lugar, incluso, continúan hoy día. Es más, incluso el genocidio de Israel en Gaza no comenzó el 7 de octubre de 2023, ese sólo fue el día en el que muchas personas decidieron posicionarse del lado del pueblo palestino o del estado del gobierno de Israel.

Sí, unos seres humanos destruyen a otros seres humanos mientras terceros seres humanos se dedican a entretener y distraer al resto. Además de vidas humanas, destruyen todo ser vivo, incluso inerte, que encuentran a su paso. La autodepredación no encuentra límites y tampoco parece que esté cerca de encontrarlos.

No sabremos cómo sería la carrera profesional de Melody si hubiese condenado con la contundencia que merece el genocidio de Israel en Gaza, no por ser Israel o Gaza sino por ser un genocidio, pero si comprobaremos con el paso del tiempo cómo será dicha carrera tras su decisión de tratar de mantenerse al margen de lo que considera sólo «política» y, además, algo que no va con ella al no dedicarse a la política sino a la música y el arte.

No debemos caer en la ucronía de creer que su futuro profesional sería mejor de haberse posicionado claramente contra el genocidio de Israel en Gaza.

No siempre se puede ser valiente y menos aún poderosa, por más útil que pueda ser esa declaración de intenciones para afrontar ciertas dificultades que nos encontremos durante nuestra vida. A veces se pierde para seguir ganando y otras se gana para seguir perdiendo, no todo es perder o ganar, hay muchos matices.

Finalmente, queda muy bien decir eso de «siempre hay que denunciar» a quienes sufren situaciones, dejémoslas en «desagradables» para evitar injustas comparaciones, pero la realidad es que apenas se denuncia porque es un modo de supervivencia que, en muchas ocasiones, demuestra ser efectivo. La fortaleza psicológica, mental, física, social, familiar y económica debe ser tal que pocas veces es suficiente para enfrentarse a injusticias que nos puedan afectar directa o indirectamente.

Enhorabuena a Melody por todos los logros personales y profesionales que ha logrado, y que espero siga logrando, porque su esfuerzo le ha llevado. Y, ojalá, un día sí pueda contar con la valentía y poder necesario para que la industria de la música y el entretenimiento no le impida utilizar su autoridad para, más allá de generar ilusión, paz y amor con sus canciones y su arte, también lo pueda hacerlo con sus palabras. Sin embargo, nadie somos quien para exigir valentía y poder a otras personas, la valentía tiene un coste y depende de cada quién decidir si lo asume o no.

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